Moto3 en Austria: Valentín Perrone rozó la gloria, pero un toque lo relegó al séptimo puesto
El piloto argentino largó desde la pole y peleó en el grupo de punta durante toda la carrera, pero un incidente en el final lo privó de su primera victoria en el Mundial. Ángel Piqueras se quedó con el triunfo en Spielberg.

Valentín Perrone quedó en la puerta de su primera victoria en Moto3 en el Gran Premio de Austria. El argentino llegaba envalentonado tras conseguir su primer podio mundialista en Países Bajos y, la primera pole position en Spielberg.
El fin de semana había comenzado de manera soñada: el sábado, a bordo de su KTM del Tech3, firmó una vuelta perfecta que le permitió salir este domingo a frente del pelotón.
Ya en carrera, respondió a las expectativas: durante más de 20 vueltas se mantuvo en el grupo de punta, alternando posiciones y mostrando un ritmo competitivo frente a nombres como Ángel Piqueras, Ryusei Yamanaka y Máximo Quiles.

Pero en el giro final todo se complicó. En la penúltima vuelta, una maniobra ajustada entre David Muñoz y Quiles terminó con un toque que afectó directamente a Perrone. El argentino se abrió demasiado en la penúltima curva y perdió contacto con los líderes. Finalmente cruzó la meta en el octavo lugar, aunque un recargo de tres segundos a Denis Foggia le permitió escalar al séptimo puesto. Muy poco premio para un fin de semana en el que había mostrado nivel para estar en lo más alto.
La bronca, claro, se mezcló con una certeza: Perrone está para más. Su regularidad en los ensayos, la pole position y hasta una salvada espectacular en la segunda práctica libre (que evitó una caída segura) fueron pruebas de su crecimiento.
El vencedor en Austria fue Ángel Piqueras, seguido por Yamanaka y Muñoz, mientras que el líder del campeonato, José Antonio Rueda, finalizó en la quinta posición.
El argentino tendrá revancha rápidamente: en apenas cinco días comenzará el Gran Premio de Hungría, en el flamante circuito de Balaton Park, un trazado nuevo para la categoría. Una oportunidad inmejorable para dejar atrás la frustración y volver a pelear bien arriba.