Graves incidentes obligaron a "cancelar" Independiente y Universidad de Chile cuando empataban en Avellaneda
Hinchas de la "U" arrojaron objetos contundentes y una bomba de estruendo hacia el sector en el cual se encontraba la parcialidad local. Los barras del "rojo" reaccionaron y se produjeron graves incidentes que desembocaron en la cancelación del partido que empataban 1 a 1 por la vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana.

Independiente y la Universidad de Chile empataban 1 a 1 en la revancha por los octavos de final de la Copa Sudamericana cuando incidentes en la tribuna que ocupaba la parcialidad visitante motivaron la luego catalogada por Conmebol como “cancelación” del partido en medio de graves incidentes, lo que significa que ya no se volverá a jugar.
Ungido en la necesidad de obtener un triunfo que le permitiera revertir la serie tras la derrota en Santiago por 1 a 0, Independiente salió a presionar a Universidad de Chile desde los primeros instantes de este compromiso por los octavos de final de la Copa Sudamericana.
En el estadio Libertadores de América-Enrique Bochini, ante sus hinchas y en una noche fría, el “rojo” se propuso volver a la victoria, algo que le resultaba esquivo desde hace siete partidos.
Pero en ese arranque de partido, el equipo dirigido por Julio Vaccari se encontró con un rival ordenado desde lo táctico y prolijo al momento de administrar la tenencia de la pelota.
Y en una contra certera, Lucas Assadi ponía el primer gol del partido para la U de Chile. Un tanto que el árbitro uruguayo Gustavo Tejera convalidó a instancias del VAR, que determinó que no hubo posición adelantada en la jugada previa a la conquista del elenco chileno.
El gol cayó como mazazo en el ánimo de la parcialidad roja. Golpeado, el elenco local procuró una reacción, pero se repitió en envíos frontales.
Y en su peor momento en el partido, llegó algo de alivio para Independiente. Tras una asistencia del paraguayo Gabriel Ávalos, Santiago Montiel ponía el empate y le daba algo más de vida al “rojo” en la serie.
Pero el juego seguía sin aparecer. Luciano Cabral tuvo algunas chances de gol y no las pudo capitalizar. Felipe Loyola se mostraba lejos del nivel que había exhibido en el primer semestre e Independiente carecía de fluidez en la mitad de la cancha.
Además, la defensa roja se mostraba errática a la hora de jugar con la ley del off-side, lo que le causó más de alguna zozobra en el fondo. El arquero Rodrigo Rey debió esforzarse en más de una ocasión para evitar una segunda caída.
Con la conducción del experimentado Charles Aránguis, la precisión de Maximiliano Guerrero y las salidas rápidas del argentino Lucas Di Yorio, la U administró la ventaja con inteligencia en el primer tiempo y se disponía a jugar con la desesperación del rival en lo que le restaba al compromiso.
En el entretiempo, desde la cabecera en la que se encontraban los hinchas chilenos cayó una bomba de estruendo hacia el sector en el que se encontraban los hinchas locales. Los barras de la U siguieron lanzando objetos y desde los altoparlantes se comunicó que los aficionados de la U debía abandonar el estadio, porque de lo contrario el cotejo se iba a suspender.
El juego se reanudó, pero al cabo de unos minutos, volvió a interrumpirse ante la sucesión de incidentes por parte de los hinchas visitantes que proseguían arrojando proyectiles desde la bandeja superior hacia las gradas de abajo, sobre la tribuna que daba a las vías del Ferrocarril Roca.

Hubo aficionados de Independiente que sufrieron heridas cortantes por acción de los objetos que recibieron y la suspensión estaba al caer. Parecía que el partido no continuaría ante la negativa de los hinchas visitantes a dejar el estadio. En ese contexto, los jugadores de ambos equipos dejaron la cancha.
En las inmediaciones del estadio se sucedían incidentes entre las hinchadas rivales y el operativo policial intentaba contener la situación. Entonces pudo apreciarse como en medio de una trifulca entre simpatizantes, una persona cayó al vacío desde lo más alto de la cabecera visitante.
Finalmente, por la voz del estadio se anunció la suspensión del partido, en medio incidentes, rumores de todo tipo y una sensación que conjugaba la bronca y la desazón. Incluso, como epílogo, los hinchas de Independiente invadieron el campo de juego en medio de una escena que patentizaba la confusión general y el caos. Una noche trágica en Avellaneda, donde perdieron todos.
La Conmebol anunció finalmente que el partido quedaba “cancelado" mientras que algunos hinchas del equipo chileno fueron trasladados a centros hospitalarios cercanos con heridas de gran consideración, el micro que trasladó al plantel de la “U” recibió impactos de proyectiles y desde fuentes policiales se anunciaban unas 90 detenciones, “todas de hinchas del equipo chileno”, según indicó el presidente de Independiente, Néstor Grindetti .
“Nosotros vamos a defender los intereses de Independiente ante la Conmebol porque la responsabilidad de todo esto es de un grupo de hinchas desquiciados de la Universidad de Chile y nuestro club no tiene ninguna responsabilidad en estos incidentes. La policía me dijo que además de los 90 detenidos, que eran todos aficionados del visitante, solamente había heridos leves”, completó su informe a TyC Sports el titular de la entidad de Avellaneda.
La policía sumó esos detenidos, en muchos casos semidesnudos y con heridas cortantes especialmente en sus cabezas. La tragedia se mostró en su peor forma y el fútbol quedó fuera de plano.
