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23-03-2025 22:57 - Divisiones inferiores de fútbol

Amor filial: la historia de un club de barrio que provee de talentos a Banfield

El semillero del fútbol argentino setentista u ochentoso no pasaba por las escuelitas o las academias, sino que germinaba en los potreros y de allí a las divisiones inferiores de los clubes había un salto sin intermedios, hasta que en el comienzo de la última década del siglo pasado las instituciones empezaron a incorporar a sus estructuras las que serían sus hectáreas mejor sembradas de sueños y de futuros cracks: las filiales.

Autor: DeporTV
23-03-2025 | 22:57

 

Foto: Quinta división de filial Banfield
Foto: Quinta división de filial Banfield

 

Los tiempos del fútbol son breves, aunque para los chicos que aspiran a llegar a primera división parezcan eternos cuando transitan sus esperanzas por las divisiones inferiores, ya que a medida que van escalando categorías el embudo se va cerrando por la gran cantidad de soñadores que compiten por el mismo objetivo.

Los ojeadores "de mucho antes" recorrían los potreros en busca de aquellos diamantes en bruto que pudieran llevar a sus clubes, para que los entrenadores de inferiores consiguieran pulirlos de cara a un futuro mejor.

Con el tiempo, esos mismos ojeadores pasaron a llamarse "scoutings" y con más tecnología a mano hicieron al revés de Mahoma y buscaron que la "montaña" fuera a ellos, vale decir citando a innumerables pibes de diferentes edades a pruebas en la mayoría de los casos tan fugaces que hasta al ojo del "cazador" de talentos más avezado se le escapaba la liebre.

Había excepciones, claro, que en definitiva no hacían otra cosa que confirmar la regla, como los casos de Jorge Griffa en Newell's Old Boys o Ramón Maddoni en el Club Parque, que era, sin serlo en términos formales, una filial de ese Argentinos Juniors de la que surgieron enormes futbolistas como Fernando Redondo, Juan Román Riquelme, Claudio Borghi, Juan Pablo Sorín, Sergio "Checho" Batista y tantos otros que hicieron de la historia grande de este deporte en Argentina.

Griffa, que también pasó por Boca, no quería pruebas relámpago y se tomaba su tiempo para ir descubriendo condiciones en chicos que posiblemente no se advirtieran en media hora de partidos frenéticos y multitudinarios. 

Las convocatorias se prolongaban por varios días, y así encontró que un "gordito", como lo solía llamar a Gabriel Batistuta por su propensión a comer muchos alfajores, podía ser un goleador formidable de estirpe internacional, o que un Américo Gallego no tan dotado técnicamente, sabía manejar los tiempos de juego como pocos, algo que lo llevó a ser campeón del mundo con César Menotti en 1978.

Pero lo que hacían los Griffa, los Maddoni o también un Aurelio Pascuttini en Rosario Central, si bien era muy elogiado, estaba lejos de ser imitado, porque para los clubes "de" fútbol (no "con" fútbol), los tiempos, como suele decirse de la televisión, eran (y son) "tiranos".

Hasta que por "necesidad y urgencia", conscientemente o no tanto, las instituciones tuvieron que desandar el camino de esos viejos maestros, y allí fue que aparecieron las filiales, verdaderos "viveros" de pequeños jugadores que, como las plantas, se cuidan y se riegan todos los días para que crezcan con fuerza, no se doblen en el camino, reciban los nutrientes adecuados para sus vidas futuras como futbolistas, pero sobre todo como personas, y así el día de mañana, ya con raíces sólidas, puedan ser trasplantados a terrenos superiores de sus clubes, con una mayor capacidad de adaptación a suelos más fértiles.    

FILIACIONES

Foto: Tobías Álvarez, capitán quinta filial Banfield
Foto: Tobías Álvarez, capitán quinta filial Banfield

 

"Mi sueño es disfrutar de este tiempo que estoy transitando, del día a día con mis compañeros, porque acá todo se vive como lo que somos, una familia. Después, como cualquiera que juega al fútbol, por supuesto, seria bárbaro llegar a una primera división", le cuenta a DeporTV con la madurez de sus cercanos 16 años que lo tienen como capitán y líder de la quinta división de la filial Banfield Claypole, una de las de mayor crecimiento entre los clubes del sur de conurbano bonaerense, Tobías Álvarez.

"Pero también quiero estudiar y crecer en ese sentido. Estoy en mi último año de secundario y ese es un gran objetivo para mi", explica este fino marcador central que dice sentirse siempre "muy agradecido por la confianza" que depositan en él sus compañeros y que le permiten ejercer con frescura su natural liderazgo.

"Tobi", como simplemente lo identifican quienes lo rodean, habla de sentido de pertenencia, de su formación en el fútbol "para la vida", de familia. O sea de amor filial. Justamente.    

Foto: Sebastián Álvarez, coordinador Banfield
Foto: Sebastián Álvarez, coordinador Banfield

 

"Ser filial oficial de Banfield en Claypole ha sido un hito significativo en nuestra trayectoria. Esta colaboración nos ha fortalecido, brindándonos recursos y oportunidades para potenciar nuestro trabajo formativo. Sin embargo, nunca hemos perdido de vista nuestra esencia original de ser Deportivo Brown, un club arraigado en el barrio, un refugio donde los niños y jóvenes encuentran apoyo, contención y un sentido de pertenencia". Quien habla así, con el pecho henchido de orgullo, es Sebastián Álvarez, el conductor de este proyecto, un verdadero "coordinador de sueños" que se encarga de proveer de talentos a las de por sí muy buenas inferiores del "Taladro".

"Ver a nuestros jugadores crecer, no solo como deportistas, sino como personas de bien, es la mayor recompensa que puede ofrecer esta gestión. Cada sonrisa, cada logro, cada muestra de compañerismo y solidaridad, reafirma que el esfuerzo vale la pena. Porque esto es, en definitiva, como dice "Tobi", más que un club de fútbol; una verdadera familia, un proyecto de vida, un legado de amor y compromiso. Es que nuestro enfoque trascendió la mera práctica deportiva; porque aspiramos a ser un faro de esperanza y un agente de cambio social en la comunidad", apuntó.

Este camino que encabeza se inició hace exactamente media docena de años, el 10 de marzo de 2019, y "cada paso se dio con la convicción de que el deporte es una herramienta poderosa para transformar vidas. Por eso no solamente nos esforzamos por formar futbolistas talentosos, sino también por moldear individuos íntegros, ya que creemos firmemente que el éxito en el campo se construye sobre la base de principios que trascienden el deporte y se proyectan en el devenir cotidiano", cerró Álvarez, que con su iniciativa abre senderos que se replican en otras instituciones y buscan extender al resto del fútbol argentino ese mote que distinguió durante tanto tiempo a un solo club, Argentinos Juniors, pero que se merecen muchísimos más: "semillero del mundo". 

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