Un equipo en el caos: el año del estallido institucional de San Lorenzo
En medio de una crisis política que puso en jaque la operatividad en todas sus áreas, el Ciclón atravesó meses convulsionados que desembocaron en la destitución del presidente Marcelo Moretti. Paralelamente, un equipo abandonado por los dirigentes pero identificado con la camiseta redondeó una aceptable campaña futbolística que fue reconocida por sus hinchas.
El año 2025 quedará marcado como uno de los más convulsionados en la historia política de un San Lorenzo acostumbrado a la inestabilidad institucional -al menos- en la última mitad de siglo. Aunque los últimos días del calendario se consumen -en apariencia- con el principio de una salida, todo lo ocurrido en los meses previos provocó un estallido interno que plantea el difícil desafío de una refundación.
Desde abril, cuando explotó el escándalo con Marcelo Moretti, San Lorenzo estuvo gestionado alternadamente por cuatro presidentes distintos. La crisis política se agudizó al ritmo de las urgencias económicas, los reclamos internos y el enojo de sus hinchas, expresado en cada partido de local en el Nuevo Gasómetro.
Si algo mantuvo la paz social fue la campaña de un equipo que, con mucha dignidad, dio pelea dentro de la cancha en un contexto completamente adverso y bajo condiciones impropias en el fútbol profesional.
El escándalo de Moretti: un punto de inflexión
El desastre institucional de San Lorenzo explotó con una cámara oculta al presidente Marcelo Moretti cobrando una presunta coima de 25.000 dólares para fichar a un futbolista en las divisiones inferiores del club. Ese episodio fue el detonante para una gestión que ya estaba muy desacreditada por desmanejos, conductas sospechosas y obligaciones incumplidas a todo nivel.
El dirigente opositor César Francis denunció al presidente en la Justicia y Moretti se pidió licencia. En esos días, Julio Lopardo tomó la conducción del club.
En septiembre, con Moretti todavía afuera pero con influencia en la gestión, una reunión de Comisión Directiva decretó la primera acefalía tras la renuncia masiva de sus integrantes. Sin embargo, el presidente objetó su validez y la Justicia ordenó su restitución en el cargo.
Así, Moretti volvió a la presidencia para ejercer el poder en soledad y el vicepresidente de la Asamblea de Socios, Ulises Morales, que había tomado el control de forma provisoria, le dejó su lugar.
Moretti, que fue repudiado en cada partido en el Nuevo Gasómetro y hasta tuvo que abandonar la sede de Boedo en un patrullero por una manifestación de socios que reclamaban su renuncia, dilató el mandato judicial de convocar a la CD y prorrogó todo lo que pudo su declaración indagatoria en la causa judicial.
Por ese motivo, la jueza Laura Bruniard dictó su procesamiento por administración fraudulenta y la reunión de CD celebrada días después volvió a declarar la acefalía, esta vez cumpliendo con todos los pasos estatutarios.
El presidente hizo un último intento de aferrarse al sillón. Pidió la nulidad pero no su recurso fue rechazado y no pudo evitar que se consolidara la designación de un cuerpo dirigencial transitorio que encabezará Sergio Costantino hasta las elecciones anticipadas del 30 de mayo de 2026.
Costantino, exfuncionario del Gobierno de la Ciudad y dirigente del club en las gestiones de Carlos Abdo, Matías Lammens, Marcelo Tinelli y Horario Arreceygor, fue el candidato oficialista que salió segundo en las elecciones de diciembre de 2023.
En el cierre del año, el presidente transitorio heredó un club atomizado políticamente, con una crisis financiera dramática y un pedido de quiebra a resolver en febrero, tras la feria judicial, como primera amenaza para la vida institucional sanlorencista.
Un equipo fortalecido en la adversidad
En medio de todo ese descontrol, el equipo de San Lorenzo cumplió una aceptable campaña en la Liga Profesional y aseguró su participación en la Copa Sudamericana 2026 tras clasificarse séptimo en la tabla anual.
En el torneo Apertura, con la conducción de Miguel Ángel Russo, el Ciclón quedó a un paso de la final, al perder con Platense en semis. Ese partido fue el último de su capitán y emblema del primer semestre, el español Iker Muniaín.
Con menos recursos y más jugadores de las divisiones inferiores, el DT Damián Ayude -sustituto de Russo tras su partida a Boca- hizo un meritorio trabajo y puso al equipo en los playoffs.
La hinchada se encolumnó detrás de un plantel que denunció condiciones de trabajo muy precarias y promesas salariales permanentemente incumplidas por Moretti. El “vamos, vamos los pibes” se transformó en un canto de resistencia frente a la crisis.
La aventura deportiva de San Lorenzo terminó en Santiago del Estero, tras un arbitraje perjudicial que lo condenó a la derrota ante Central Córdoba en la llave de octavos de final del Clausura.
